Vampires In Love

Blog de Realidad v/s Ficción, original y personal.

Un Chico Atípico "2do Episodio"

2do Episodio

El sueño me estaba matando, la clase de matemáticas parecía interminable y mi atención estaba concentrada absolutamente en el reloj sobre la pizarra. Solo quince minutos para que terminara la clase, solo quince minutos para salir del colegio, solo quince minutos para que comience el fin de semana, solo quince minutos para ver a mi novio e irme a su casa. Finalmente… He estado esperando este día por semanas. Desde la noche que lo conocí hasta la primera vez que lo llame por teléfono. Desde que nos juntamos para salir a bailar juntos hasta todas y cada una de las veces que me ha invitado a dormir con él. Hoy es el día, hoy estoy decidido a acostarme con él. Creo que he dejado pasar tiempo suficiente como para que lo nuestro sea algo serio y no basado en nuestra interacción en la cama. Y no es como si realmente hubiera podido continuar resistiéndome a la enorme atracción ejercida sobre mí, cada vez que utiliza su maquinadora sonrisa. La verdad es que no pienso en nada ni nadie más que en él. Ir al colegio es solo para rellenar mis horas. Solo para esperar que él aparezca a la salida con su auto amarillo y me lleve a alguna de esas citas que siempre improvisa. Me encanta que siempre tenga una nueva actividad diferente para cada día. Que siempre me sorprenda con algún panorama nuevo. Actualmente no es que me importe realmente a dónde o a qué me lleva, simplemente quiero estar con él y quedar absorto en su rostro perfecto, en sus brillantes ojos y su cautivante sonrisa. A veces pienso incluso que la influencia que tiene sobre mí, la locura hormonal que desata en mí, y el delirio mental que me produce es algo sobrenatural. No es normal, o quizás así se sienta estar enamorado. No creo haberme enamorado de alguien anteriormente y este torrente de sentimientos que se revuelca por todo mi cuerpo TIENE que ser eso. El estado de demencia y delirio mental mas grande, la incurable enfermedad a la que todos somos susceptibles. Mis amigos ya ni siquiera prestan atención cuando hablo de él. Creen que estoy obsesionado, y quizás estén en lo cierto. Pero mi obsesión es sana, ya no me importa emborracharme hasta caer al suelo, ni que drogas meterme en el cuerpo, mi única adicción hoy, es él.
El estruendo del timbre me sacó de mi estado inerte. El profesor dijo algo sobre una tarea para la próxima semana pero no presté real atención. Junte mis cuadernos y lápices lo más rápido que pude, tiré todo dentro de la mochila y salí casi corriendo de la sala. Mi mejor amigo me alcanzo inmediatamente.
-Calma, calma. ¡Espera!
Quería que esperáramos a que la profesora de lenguaje soltara a los del curso paralelo. Es el curso de su novio y se pone como yegua en celo si no lo esperamos a la salida. Yo no podía quedarme quieto, tenía unas ganas incontenibles de salir a encontrarme con mi hombre soñado, que me estaría esperando, seguramente, sentado sobre el capó de su auto con su radiante sonrisa. Me haría sentir la envidia de todos los colas de mi colegio. No me importaba lo que pensaran de mí en este lugar, la verdad es que los heteros aquí son minoría y yo soy alguien socialmente aceptado, por lo tanto besar a mi novio en público a la salida no me significa problema. Es más me encanta hacerlo, que todos vean lo que tengo y que ellos nunca podrán tener.
Mi amigo y su pololo tuvieron que sacudirme esta vez para que despertara de mi ensueño. Nos encaminamos a la salida entre la multitud de niños eufóricos por el fin de semana largo. Y nada más pasamos la reja lo visualicé, tal y como lo pensaba… Resaltaba por sobre cualquier mortal, bajo los rayos del sol y sobre el capó de su auto, con sus gafas de sol que suele no sacarse durante el día porque sus ojos se irritan con facilidad por la luz. Corrí hacia él, quien inmediatamente se subió al auto haciéndome un gesto para que yo hiciera lo mismo.
Por supuesto que mi hermoso novio me tenía una sorpresa. La verdad no iríamos a su casa, me dijo que arrendó un departamento en Viña para que fuéramos a pasar el fin de semana. Me sorprendió aun más saber que se había tomado la molestia de hablar con mi Madre para que me hiciera un bolso con mis cosas. Un bolso que ya estaba en la maleta del auto así pues yo no tendría que estar vestido de escolar en la playa y eso era un alivio. Me tranquilizaba enormemente estar con él, me fue imposible no sucumbir ante el sueño, tome su mano derecha apenas entramos a la autopista y me quedé dormido apoyado en su hombro.
Y desperté cómodamente en una enorme y lujosa cama al lado de un ventanal que daba hacia el océano, donde perfectamente se podía apreciar la costa, los cerros de Valparaíso infestados de pequeñas luces, las estrellas que parecían reflejarse en el agua y un par de enormes barcos pesqueros iluminando el puerto. La vista era maravillosa, casi perfecta. Faltaba solo un detalle para que fuera perfecta, un detalle que tampoco se encontraba en la habitación. Pero antes de que pudiera formularme la pregunta sobre el paradero de mi novio, apareció justo detrás de mí con su mano en mi hombro. Me di vuelta para ver como sus ojos parecían brillar incluso en la oscuridad, como la luna parecía darle color a su piel, como completaba el hermoso cuadro dentro del marco del ventanal.
Tenía ganas de besarlo y tirarlo a la cama en ese mismo instante, pero él ya tenia otros planes. Había reservado una mesa en un restaurante y dijo que luego iríamos a bailar a Valpo. Me resistí una vez más a mis desconcertantes impulsos por darle rienda suelta al desenfreno hormonal que me causa su rostro y su sonrisa capaz de derretir un glaciar.
La comida fue fantástica, nunca en mi vida había ido a un lugar tan elegante, ni mucho menos probado unos platos tan ricos. Honestamente, hace un tiempo atrás me hubiera negado a que me invitara a lugares costosos. Pero discutir con él es imposible. No conozco a sus padres, pues viven fuera de Chile, y claramente ganan mucho dinero. Así es como mantienen a su hijo de diecinueve años a la distancia; Enviándole una mesada de dígitos exorbitantes.
Claramente negarme a que me consintiera no tenia sentido, y a estas alturas de nuestra relación, la manera en como compartíamos todo y el tiempo que pasábamos juntos en su departamento hacía que cualquier regalo fuera insignificante. Nada era mas importante que lo que sentíamos por el otro.
Insistí en que fuéramos a tomarnos unos tragos antes de ir a bailar. Debo decir que aunque me costó, pude convencerlo de ser yo quien pagara por el alcohol. Es lo menos que podía hacer después de ver la cuenta de nuestra cena. Es una escena completamente fuera de este mundo ver tomar a mi novio. No se en que momento comencé a notarlo (porque en nuestras primeras citas nunca vi nada fuera de lo común), pero pasado el tiempo me he fijado, y estoy casi seguro de que ocurre SIEMPRE que bebe alcohol, que sus ojos brillan de un color distinto, que su piel se sonroja (pero no solo la cara, como a cualquier otra persona ebria). Sino que toda su piel cambia de tono, su cuello, sus brazos. No es un invento mío, el cambio en sus ojos se me hace cada vez más familiar y notorio. Cambian a un brillo rojizo, sutil quizás para cualquier otra persona, pero no para mí. Parece una locura, y me resulta algo confuso a veces. Porque se que ese cambio no solo se da cuando bebe. También ocurre cuando agarramos y las cosas comienzan a subirse de tono. Puede ser solo imaginación mía. Puede ser una reacción completamente normal al acalorarse un poco, pero no deja de intrigarme. No deja de llamarme la atención lo hambriento que se ve cada vez que ocurre. Y estoy seguro que él esta al tanto de sus cambios. Nunca se lo he mencionado, pero a cada momento que lo noto él clava su mirada en la mía, dejándome absorto cada vez que esboza una sonrisa, hechizándome con su carisma y logrando que eventualmente me olvide de la situación.
Tomamos hasta quedar tan ebrios que decidimos volver al departamento en vez de ir a bailar. Por mi estaba bien, yo todo lo que quería era pasar tiempo a solas con él. Podrá sonar algo preocupante el hecho de que maneje en ese estado, pero lo he visto tantas veces manejar aun peor y aun así lo ha hecho impecable, es como que el alcohol tuviera un efecto distinto en él. Maneja incluso mejor cuando esta borracho. Quizás sean inventos míos, no se de que hablo. Si él se sube borracho a su auto, den por seguro que yo estoy durmiendo en el asiento del copiloto. Pero siempre hemos llegado a salvo y sin ningún problema después de carretear. A estas alturas no me preocupa como maneje. La confianza que me inspira es suficiente. La manera en que me tranquiliza, no importa en que situación, hace que nada en esta vida me preocupe.
Lo primero que hicimos cuando volvimos al departamento fue jalarnos unas líneas. Y aunque la única luz que había en la habitación en ese momento era la que entraba por el ventanal, pude ver como sus facciones se intensificaban. Podría jurar que sus ojos estaban rojos, como inyectados en sangre. Que su piel estaba aun más rosada y que sus venas resaltaban mucho más que antes. Su cautivante sonrisa me tenía paralizado. Su rostro era tierno, pero siniestro. Yo no estaba asustado, al contrario, se veía tan hermoso que era imposible temerle. Me tenía atrapado en su inhumana belleza. Se acercó lentamente y pude sentir que su temperatura había aumentado considerablemente, era excesivo. Si no fuera por lo bien que se veía y lo drogados que estábamos, hubiera pensado que ardía en fiebre. Podría jurar que sentía como su corazón bombeaba sangre con una fuerza descomunal y su cuerpo, su piel parecía quemarme. Podrá parecer extraño, pero su calor me resulta completamente acogedor. Me besó apasionadamente guiándome a la cama sin soltarme o despegar sus labios de los míos. El calor de su cuerpo era abrasador, ya no sabría decir si era su cuerpo o el mío el que ardía. Todo lo que podía pensar era lo mucho que lo deseaba, lo mucho que quería que me lo hiciera, lo mucho que había esperado este momento. Estaba completamente entregado a sus besos y a su tan maquinadora sonrisa, que no podía despegar de mi mente cada vez que cerraba mis ojos. Sus besos eran profundos, tan calidos y apasionados. Sus labios se despegaron de los míos solo para bajar por mi cuello y besarlo con aun más intensidad. Su beso se sentía cada vez mas brusco, sentía como si me estuviera mordiendo, y dolía, oh si que dolía. Pero era tan placentero, tan intenso que no quería detenerlo, no podía. La sensación que me producía era cada vez mas extraña, nunca me había sentido así. Podía tener certeza de que no solo su cuerpo ardía, el mió también. Sentía mi corazón bombeando como un tambor que retumbaba en mi cabeza. Podía oír perfectamente los latidos igual de alocados de mi novio. Sentía como mis pupilas se dilataban súbitamente y como mis ojos veían detalles que resultaban imperceptibles en la oscuridad. Es más, no me sentía a oscuras. La noche parecía de día, la luz de la luna era tan potente como la del sol. La respiración agitada de ambos era un intenso zumbido en mis oídos y sentía como todas mis venas hacían presión contra mi piel; Mi piel que se sentía durísima al tacto. Me sentía confundido, excitado como nunca, pero muy confundido. Mi vista se nublaba, se teñía de rojo. Sentía una presión brutal e incluso molesta en mis encías, se me hacía agua la boca además. Sentía hambre, mucha hambre. Y unas ganas casi incontenibles de besarlo también. Pero el permanecía inmóvil, aferrado a mi cuello. Mordiéndome, estoy seguro que me mordía. Yo poco a poco perdía el conocimiento, pero me encontraba tan extasiado que realmente no me importaba. Yo le pertenecía, mi entrega era completa y definitiva. Mi confianza era plena e irrevocable. Finalmente me dejé llevar y me perdí entre su intenso abrazo, el calor de nuestros cuerpos, la confusión que todo me producía y mis extrañamente agudos sentidos.

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