Vampires In Love

Blog de Realidad v/s Ficción, original y personal.

Un Chico Atípico "3er Episodio"

3er Episodio

Desperté a la mañana siguiente algo aturdido, mareado y por supuesto con resaca. Recorrí la habitación con la mirada buscando a mi novio y tratando de recordar lo ocurrido anoche. Estaba solo en la cama completamente desecha. Poco a poco imágenes de lo ocurrido se ordenaban en mi cabeza, como una especie de rompecabezas pero con muchas piezas faltantes. Me lleve la mano al cuello inmediatamente, busque manchas de sangre en las sabanas, en las almohadas… Nada. Corrí al baño a verme en el espejo; Mis ojos estaban algo irritados por el sueño, pero se veían normales. Mi cuello estaba perfecto, ninguna marca, nada, absolutamente nada. Mis dientes no habían cambiado, no había colmillos o algo fuera de lo común. Me sentí muy estúpido al pensar realmente en la posibilidad de que mi novio fuera un vampiro. Tan lejos no podía llegar lo de ser atípico. ¿Podría ser que todo lo que sucedió anoche, sucedió nada más que en mi imaginación? De seguro. Si tomamos en cuenta lo mucho que bebí y fumé marihuana, quizás algo de sentido tenga mi sueño-alucinación-whatever. Volví a la habitación, confundido pero aliviado al mismo tiempo. Y ahí se encontraba él, tirado en la cama con desayuno para ambos en una bandeja.
-¿Qué tal dormilón? ¿Cómo amaneciste?
Dijo sonriéndome, como siempre. Me acerque a él, me tiré a su lado en la cama y lo examine. Sus ojos se veían normales, igual irritados por el sol como es usual en él. Sus venas no sobresalían mucho y su piel tenía el particular color de siempre. Incluso le abrí la boca para examinarle sus dientes, pero no había nada anormal. Él se dejaba tocar y manejar, entretenido, como si supiera exactamente que es lo que estoy buscando. Me molestó un poco la situación, me sentía un idiota, me sentía ridículo y sin duda que lo que estaba haciendo carecía de sentido.
Entonces vino a mi cabeza otro detalle de anoche y es aquí donde realmente me molesto, pero lo hago conmigo mismo. Por no recordar, por no saber que había ocurrido anoche, la noche que supone haría el amor por primera vez con mi novio. Pero antes de que pudiera formular alguna pregunta, la vergüenza en mi rostro me delató. Mi novio me contó que anoche estábamos tan borrachos que nos quedamos dormidos apenas llegamos. Y eso fue otro alivio más, pues me aseguraba que lo que ocurrió no fue más que un sueño y también porque significaba que no me había quedado dormido mientras lo hacíamos (y eso si que sonaba preocupante).
La verdad es que mucha importancia no le di a aquel sueño bizarro, al menos hasta la noche, donde nuevamente entre drogas y alcohol nos tiramos a la cama. Ya que las cosas se dieron tal y como la noche anterior. Él estaba sobre mí con el mismo rostro siniestro. Su piel se coloreaba y sus venas se marcaban. Sus ojos se inyectaban en sangre y su sonrisa me servía de cable a tierra. Esta vez fue incluso más brusco. Se dirigió de inmediato a mi cuello y me mordió con fuerza, demasiada según recuerdo. Sentía correr sangre, veía las sabanas manchadas. Y mi corazón comenzó a latir tan fuerte y rápido como el de mi novio. Sentí los mismos cambios de la vez anterior y un hambre brutal. Podía tocar con mi lengua los nuevos y afilados colmillos en mi boca. Él me soltó e inclinó su cabeza hacia un lado, dejando su cuello a mi disposición. Podría decir que actué casi por inercia. Mis labios se pegaron a su piel antes de que yo pudiera siquiera meditar lo que estaba pasando. Y lo mordí con la misma fuerza feroz con que él me había mordido a mí hace unos minutos. Al probar el primer sorbo de su sangre mi cabeza dio vueltas, mi vista se nublo. Traté de aclararme los ojos, mientras succionaba toda la sangre que podía. Estaba entrando a desesperarme, quería incluso más de la que podía beber en cada trago. Veía incontables colores y sentía mi cuerpo retorcerse. En cualquier momento perdería el conocimiento, y realmente traté de evitarlo, pero cuando mi novio me mordió por segunda vez no pude soportar el éxtasis que me produjo y caí abatido. Mas mientras yo figuraba inmóvil en su abrazo, podía sentir como mis colmillos regresaban a la normalidad y mi temperatura bajaba, sentía perfectamente como mi piel cedía y mis latidos se regulaban hasta quedarme profundamente dormido.
Está demás decir que a la mañana siguiente no había marcas ni en mi cuello ni en el de él. Las sabanas estaban impecables y yo nuevamente me había rendido al sueño antes de que pudiéramos hacerlo. Sin embargo, no me sentía tan idiota y avergonzado como el día anterior. La verdad me intrigaba el motivo de mis sueños “vampíricos” o lo que sea que fueran. Así que se los comente a mi novio, quien los encontró nada más que absurdos y divertidos. Creo que era de esperarse, quizás yo les estaba dando demasiada importancia. Lo que me debería preocupar realmente era el hecho de que nuevamente falló el intento por tener relaciones. Me prometió que esta vez lo haríamos completamente sobrios. Y así fue, nada de sueños, mordiscos, sangre o cambios físicos. Bueno, quizás cambios en él si hubo, pero de haberlos fueron tan sutiles que probablemente me los imaginé dentro de mi psicosis onírica. Y honestamente, no fue gran cosa, o sea, fue fantástico, si. Pero nada en comparación a las emociones que me producían mis sueños, que debo admitir se volvieron recurrentes en nuestra relación. Las semanas pasaron y cada vez que íbamos a hacerlo borrachos yo perdía el conocimiento dentro de mis cada vez mas excitantes sueños. Y alguna que otra vez lo hacíamos sobrios. Pero yo prefería lo otro, drogarme hasta el punto de caer dormido y tener esas extrañas alucinaciones que solo tenía estando con él. No se como no sospeché nada, todo era muy evidente en realidad y a pesar de que él hacia las cosas cada vez mucho más evidentes, yo no lograba codificar el mensaje. Fue necesario un suceso drástico para que nuestro juego y nuestras ilusiones dieran un giro completo y se volvieran un actual vacío.
Hasta el día de hoy no se ni puedo entender por qué hizo eso, o por qué no me convirtió o como podría yo llegar a ser así. Él me confirmó su naturaleza cuando unos neo-nazis me dejaron moribundo en plena alameda.
Yo había estado carreteando con mis dos mejores amigos, porque él estaba visitando a sus padres en el extranjero. Ellos aparecieron de la nada, como si nos hubieran estado esperando. Con fierros reventaron la cabeza de uno de mis amigos y antes de que su novio o yo pudiéramos reaccionar, ya nos tenían en el suelo. Yo estaba demasiado borracho como para siquiera intentar defenderme. Veía autos pasar a toda velocidad, gente cruzando la calle u otros corriendo lo más lejos posible, y nadie hacía nada. Mi rostro inexpresivo era golpeado una y otra vez contra el pavimento, la sangre corría tanto o más que en mis sueños, recibía múltiples patadas y mis piernas fueron azotadas con fierros hasta que deje de sentirlas.
No se cuanto tiempo estuve tirado, viendo como mis amigos se desangraban igual que yo, sin poder moverse, sin siquiera intentarlo, porque el dolor era brutal, intenso y cada vez mayor. Estaba apunto de cerrar mis ojos cuando el aire pasó rápidamente entre mi cuerpo y el suelo. Alguien me sostenía en sus brazos y recostaba delicadamente mi cabeza en su hombro. Reconocí de inmediato su olor, su piel, su fuerza, su voz y su particular mordida en mi cuello. Pero esta vez no fue placentero, al contrario, fue terrible. Mi piel luchaba con mis huesos rotos y mis colmillos se abrían camino entre mis encías con una brusquedad muy distinta a la de tantas otras veces. Quise que me soltara, por primera vez quería que me dejara. El dolor era insoportable, quería morir ahí mismo, lo antes posible. Pero el hambre me mantuvo despierto, la sed me hizo morderlo de vuelta. Y mientras bebía sentía como igual de dolorosamente mis huesos se encajaban, podía sentir nuevamente mis piernas. Mis costillas volvían a su lugar dejándome respirar con facilidad. Pero antes de que el resto de mi cuerpo se recuperara me separó de él. Mirándome fijamente, con el corazón roto a través de sus ojos, me depositó nuevamente en el suelo. Su encantadora sonrisa había desparecido, en su rostro había amargura.
-Esto nunca debió ocurrir...
No sé a qué se refería exactamente, pero desde ese momento supe que mis sueños ocurrían realmente, que él enmascaraba esos momentos con drogas y alcohol para confundirme. Supe lo que él era y quise ser como él, hice un último esfuerzo lucido por pedirle que me convirtiera, pero él respondió que simplemente no podía, que no sabía hacerlo.
Y esas fueron las últimas palabras que me dijo antes de desaparecer, para siempre. Abandonándome malherido, casi inconsciente entre mis dos muertos mejores amigos y esperando ayuda.
Hoy, quince años después, puedo decir que nunca me volví a enamorar. Puedo decir que nunca voy a conocer a alguien tan especial y que nunca sabré si lo que tuvimos fue real. Nunca sabré si yo estaba fascinado con él contra mi voluntad o si él simplemente se aprovechó de mí. Mi vida se volvió errática e incompleta la noche que perdí a las tres personas más importantes de mi vida. Y nunca tuve ninguna intención de conocer a alguien más. Quería encontrarlo a él. Pero no sabía por donde empezar, si tan solo hubiera tenido una pista (y las busqué) o alguna manera de contactar a sus padres (si es que realmente existían). Durante todos estos años intenté formular una respuesta, pero lo único que logré fue volver a la misma pregunta:
“¿Por qué me dejó?” El único hombre que era para mí (porque ya nadie me llamaba la atención, nadie era lo suficientemente interesante). Él único con el poder para moldearme, transformarme y volverme el patético demente que soy ahora. Y él único que puede salvarme cayendo de un onceavo piso. Porque después de todo este tiempo concluí que esa era la única manera de obligarlo a aparecer. Y en el caso que no lo hiciera, no me quedaría mucho por lo cual vivir. Saltando no perdía nada. Y podría jurar que lo vi antes de que se estrellara mi cuerpo en la misma acera donde un chico nada normal me salvó la vida una vez hace quince años atrás.

Un Chico Atípico "2do Episodio"

2do Episodio

El sueño me estaba matando, la clase de matemáticas parecía interminable y mi atención estaba concentrada absolutamente en el reloj sobre la pizarra. Solo quince minutos para que terminara la clase, solo quince minutos para salir del colegio, solo quince minutos para que comience el fin de semana, solo quince minutos para ver a mi novio e irme a su casa. Finalmente… He estado esperando este día por semanas. Desde la noche que lo conocí hasta la primera vez que lo llame por teléfono. Desde que nos juntamos para salir a bailar juntos hasta todas y cada una de las veces que me ha invitado a dormir con él. Hoy es el día, hoy estoy decidido a acostarme con él. Creo que he dejado pasar tiempo suficiente como para que lo nuestro sea algo serio y no basado en nuestra interacción en la cama. Y no es como si realmente hubiera podido continuar resistiéndome a la enorme atracción ejercida sobre mí, cada vez que utiliza su maquinadora sonrisa. La verdad es que no pienso en nada ni nadie más que en él. Ir al colegio es solo para rellenar mis horas. Solo para esperar que él aparezca a la salida con su auto amarillo y me lleve a alguna de esas citas que siempre improvisa. Me encanta que siempre tenga una nueva actividad diferente para cada día. Que siempre me sorprenda con algún panorama nuevo. Actualmente no es que me importe realmente a dónde o a qué me lleva, simplemente quiero estar con él y quedar absorto en su rostro perfecto, en sus brillantes ojos y su cautivante sonrisa. A veces pienso incluso que la influencia que tiene sobre mí, la locura hormonal que desata en mí, y el delirio mental que me produce es algo sobrenatural. No es normal, o quizás así se sienta estar enamorado. No creo haberme enamorado de alguien anteriormente y este torrente de sentimientos que se revuelca por todo mi cuerpo TIENE que ser eso. El estado de demencia y delirio mental mas grande, la incurable enfermedad a la que todos somos susceptibles. Mis amigos ya ni siquiera prestan atención cuando hablo de él. Creen que estoy obsesionado, y quizás estén en lo cierto. Pero mi obsesión es sana, ya no me importa emborracharme hasta caer al suelo, ni que drogas meterme en el cuerpo, mi única adicción hoy, es él.
El estruendo del timbre me sacó de mi estado inerte. El profesor dijo algo sobre una tarea para la próxima semana pero no presté real atención. Junte mis cuadernos y lápices lo más rápido que pude, tiré todo dentro de la mochila y salí casi corriendo de la sala. Mi mejor amigo me alcanzo inmediatamente.
-Calma, calma. ¡Espera!
Quería que esperáramos a que la profesora de lenguaje soltara a los del curso paralelo. Es el curso de su novio y se pone como yegua en celo si no lo esperamos a la salida. Yo no podía quedarme quieto, tenía unas ganas incontenibles de salir a encontrarme con mi hombre soñado, que me estaría esperando, seguramente, sentado sobre el capó de su auto con su radiante sonrisa. Me haría sentir la envidia de todos los colas de mi colegio. No me importaba lo que pensaran de mí en este lugar, la verdad es que los heteros aquí son minoría y yo soy alguien socialmente aceptado, por lo tanto besar a mi novio en público a la salida no me significa problema. Es más me encanta hacerlo, que todos vean lo que tengo y que ellos nunca podrán tener.
Mi amigo y su pololo tuvieron que sacudirme esta vez para que despertara de mi ensueño. Nos encaminamos a la salida entre la multitud de niños eufóricos por el fin de semana largo. Y nada más pasamos la reja lo visualicé, tal y como lo pensaba… Resaltaba por sobre cualquier mortal, bajo los rayos del sol y sobre el capó de su auto, con sus gafas de sol que suele no sacarse durante el día porque sus ojos se irritan con facilidad por la luz. Corrí hacia él, quien inmediatamente se subió al auto haciéndome un gesto para que yo hiciera lo mismo.
Por supuesto que mi hermoso novio me tenía una sorpresa. La verdad no iríamos a su casa, me dijo que arrendó un departamento en Viña para que fuéramos a pasar el fin de semana. Me sorprendió aun más saber que se había tomado la molestia de hablar con mi Madre para que me hiciera un bolso con mis cosas. Un bolso que ya estaba en la maleta del auto así pues yo no tendría que estar vestido de escolar en la playa y eso era un alivio. Me tranquilizaba enormemente estar con él, me fue imposible no sucumbir ante el sueño, tome su mano derecha apenas entramos a la autopista y me quedé dormido apoyado en su hombro.
Y desperté cómodamente en una enorme y lujosa cama al lado de un ventanal que daba hacia el océano, donde perfectamente se podía apreciar la costa, los cerros de Valparaíso infestados de pequeñas luces, las estrellas que parecían reflejarse en el agua y un par de enormes barcos pesqueros iluminando el puerto. La vista era maravillosa, casi perfecta. Faltaba solo un detalle para que fuera perfecta, un detalle que tampoco se encontraba en la habitación. Pero antes de que pudiera formularme la pregunta sobre el paradero de mi novio, apareció justo detrás de mí con su mano en mi hombro. Me di vuelta para ver como sus ojos parecían brillar incluso en la oscuridad, como la luna parecía darle color a su piel, como completaba el hermoso cuadro dentro del marco del ventanal.
Tenía ganas de besarlo y tirarlo a la cama en ese mismo instante, pero él ya tenia otros planes. Había reservado una mesa en un restaurante y dijo que luego iríamos a bailar a Valpo. Me resistí una vez más a mis desconcertantes impulsos por darle rienda suelta al desenfreno hormonal que me causa su rostro y su sonrisa capaz de derretir un glaciar.
La comida fue fantástica, nunca en mi vida había ido a un lugar tan elegante, ni mucho menos probado unos platos tan ricos. Honestamente, hace un tiempo atrás me hubiera negado a que me invitara a lugares costosos. Pero discutir con él es imposible. No conozco a sus padres, pues viven fuera de Chile, y claramente ganan mucho dinero. Así es como mantienen a su hijo de diecinueve años a la distancia; Enviándole una mesada de dígitos exorbitantes.
Claramente negarme a que me consintiera no tenia sentido, y a estas alturas de nuestra relación, la manera en como compartíamos todo y el tiempo que pasábamos juntos en su departamento hacía que cualquier regalo fuera insignificante. Nada era mas importante que lo que sentíamos por el otro.
Insistí en que fuéramos a tomarnos unos tragos antes de ir a bailar. Debo decir que aunque me costó, pude convencerlo de ser yo quien pagara por el alcohol. Es lo menos que podía hacer después de ver la cuenta de nuestra cena. Es una escena completamente fuera de este mundo ver tomar a mi novio. No se en que momento comencé a notarlo (porque en nuestras primeras citas nunca vi nada fuera de lo común), pero pasado el tiempo me he fijado, y estoy casi seguro de que ocurre SIEMPRE que bebe alcohol, que sus ojos brillan de un color distinto, que su piel se sonroja (pero no solo la cara, como a cualquier otra persona ebria). Sino que toda su piel cambia de tono, su cuello, sus brazos. No es un invento mío, el cambio en sus ojos se me hace cada vez más familiar y notorio. Cambian a un brillo rojizo, sutil quizás para cualquier otra persona, pero no para mí. Parece una locura, y me resulta algo confuso a veces. Porque se que ese cambio no solo se da cuando bebe. También ocurre cuando agarramos y las cosas comienzan a subirse de tono. Puede ser solo imaginación mía. Puede ser una reacción completamente normal al acalorarse un poco, pero no deja de intrigarme. No deja de llamarme la atención lo hambriento que se ve cada vez que ocurre. Y estoy seguro que él esta al tanto de sus cambios. Nunca se lo he mencionado, pero a cada momento que lo noto él clava su mirada en la mía, dejándome absorto cada vez que esboza una sonrisa, hechizándome con su carisma y logrando que eventualmente me olvide de la situación.
Tomamos hasta quedar tan ebrios que decidimos volver al departamento en vez de ir a bailar. Por mi estaba bien, yo todo lo que quería era pasar tiempo a solas con él. Podrá sonar algo preocupante el hecho de que maneje en ese estado, pero lo he visto tantas veces manejar aun peor y aun así lo ha hecho impecable, es como que el alcohol tuviera un efecto distinto en él. Maneja incluso mejor cuando esta borracho. Quizás sean inventos míos, no se de que hablo. Si él se sube borracho a su auto, den por seguro que yo estoy durmiendo en el asiento del copiloto. Pero siempre hemos llegado a salvo y sin ningún problema después de carretear. A estas alturas no me preocupa como maneje. La confianza que me inspira es suficiente. La manera en que me tranquiliza, no importa en que situación, hace que nada en esta vida me preocupe.
Lo primero que hicimos cuando volvimos al departamento fue jalarnos unas líneas. Y aunque la única luz que había en la habitación en ese momento era la que entraba por el ventanal, pude ver como sus facciones se intensificaban. Podría jurar que sus ojos estaban rojos, como inyectados en sangre. Que su piel estaba aun más rosada y que sus venas resaltaban mucho más que antes. Su cautivante sonrisa me tenía paralizado. Su rostro era tierno, pero siniestro. Yo no estaba asustado, al contrario, se veía tan hermoso que era imposible temerle. Me tenía atrapado en su inhumana belleza. Se acercó lentamente y pude sentir que su temperatura había aumentado considerablemente, era excesivo. Si no fuera por lo bien que se veía y lo drogados que estábamos, hubiera pensado que ardía en fiebre. Podría jurar que sentía como su corazón bombeaba sangre con una fuerza descomunal y su cuerpo, su piel parecía quemarme. Podrá parecer extraño, pero su calor me resulta completamente acogedor. Me besó apasionadamente guiándome a la cama sin soltarme o despegar sus labios de los míos. El calor de su cuerpo era abrasador, ya no sabría decir si era su cuerpo o el mío el que ardía. Todo lo que podía pensar era lo mucho que lo deseaba, lo mucho que quería que me lo hiciera, lo mucho que había esperado este momento. Estaba completamente entregado a sus besos y a su tan maquinadora sonrisa, que no podía despegar de mi mente cada vez que cerraba mis ojos. Sus besos eran profundos, tan calidos y apasionados. Sus labios se despegaron de los míos solo para bajar por mi cuello y besarlo con aun más intensidad. Su beso se sentía cada vez mas brusco, sentía como si me estuviera mordiendo, y dolía, oh si que dolía. Pero era tan placentero, tan intenso que no quería detenerlo, no podía. La sensación que me producía era cada vez mas extraña, nunca me había sentido así. Podía tener certeza de que no solo su cuerpo ardía, el mió también. Sentía mi corazón bombeando como un tambor que retumbaba en mi cabeza. Podía oír perfectamente los latidos igual de alocados de mi novio. Sentía como mis pupilas se dilataban súbitamente y como mis ojos veían detalles que resultaban imperceptibles en la oscuridad. Es más, no me sentía a oscuras. La noche parecía de día, la luz de la luna era tan potente como la del sol. La respiración agitada de ambos era un intenso zumbido en mis oídos y sentía como todas mis venas hacían presión contra mi piel; Mi piel que se sentía durísima al tacto. Me sentía confundido, excitado como nunca, pero muy confundido. Mi vista se nublaba, se teñía de rojo. Sentía una presión brutal e incluso molesta en mis encías, se me hacía agua la boca además. Sentía hambre, mucha hambre. Y unas ganas casi incontenibles de besarlo también. Pero el permanecía inmóvil, aferrado a mi cuello. Mordiéndome, estoy seguro que me mordía. Yo poco a poco perdía el conocimiento, pero me encontraba tan extasiado que realmente no me importaba. Yo le pertenecía, mi entrega era completa y definitiva. Mi confianza era plena e irrevocable. Finalmente me dejé llevar y me perdí entre su intenso abrazo, el calor de nuestros cuerpos, la confusión que todo me producía y mis extrañamente agudos sentidos.